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Después de tomar el taller sobre prevención del suicidio, me pregunté, un poco a regañadientes, si alguna vez lo aplicaría en la vida real. Para mi sorpresa, un mes después, me encontré hablando por teléfono con un amigo que me compartió lo mal que se sentía. Hablamos durante varios minutos sobre sus proyectos, negocios y planes que no salieron como esperaba, además de un problema legal.
Fue en ese momento cuando recordé todo lo aprendido en el taller. Decidí acercarme a él con empatía y le hice la pregunta difícil: "¿Has pensado en quitarte la vida?" Su respuesta, para mi sorpresa, fue un tembloroso "Sí". Siguiendo lo que aprendí, le brindé apoyo emocional y le recordé las fuertes razones que tenía para vivir, como su familia, hijos y amigos.
No sé cómo sería la vida de mi amigo hoy, ni si habría sido una estadística más. No estoy seguro si le salvé la vida, pero solo sé que, en ese momento, estaba preparado para ayudarlo a enfrentar sus pensamientos suicidas y apoyarlo en un momento tan difícil. Hoy, ese tiempo de dificultad ha pasado, y nuestra amistad es mucho más fuerte.
Después de haber tomado el taller de un día, casualmente tuve que realizar dos intervenciones con amigos cercanos. No sé qué hubiera hecho si no hubiera tomado estos talleres. En un caso, observé la negativa de amigos cercanos a ayudar a esta persona que estaba pidiendo ayuda y tenía pensamientos suicidas. Pero con la ayuda de todos pudimos salvar esas vidas.
¡Gracias Life Assisting!